sábado, 1 de septiembre de 2007

FE

A Piero, un hombre por venir.

Cuando todo ha culminado te decides a cruzar esa cuesta
Después de haber negado del silencio y las falsas bondades,
Apretar ese puñado de arena y pronunciar las exactas
Verdades para dar la vuelta a la página
Y poblar el mundo de estos páramos,
Y sentenciar de nuevo por el hijo,
La extraña piedra, que no nos abandona,
Y reconstruir,
Como ya te dije, joven sabio,
Que no existen aunque quieras, más verdades en este mundo
Que las que tengo en mi mano,
Todos sabrán entonces que has sido el vencedor
De la palabra,
Esa palabra con la cual los hombres dejan de serlo,
Para convertirse en estatuas
En aquel mundo que construimos a fuerza de de palabras,
Y del que ahora intentas huir para solo apagarte entre la árida lluvia,
La que te moja, la que unta nuestra horrible apariencia
Con ese piélago parecido a la inocencia,
Y decir que estamos, que somos, que seguimos siendo
A pesar de cumbres de pensamientos inútiles,
Años estirados bajo cañamazo de ilusión
Por esa fe parecida a la inconsciencia
Que se define más densa que tu rostro.

Más no importa,
Destino y forma se tejen de iguales emblemas,
Más importa este vacío que rellena la miseria, que ahora sentimos.

Nombres de hombres del pasado
Tejidos de árboles y furiosas manifestaciones de decencia
El sol que nos inunda y ese algo que ya no cesa.


Extraído del libro: EDADES

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