Pedro Perales García: Recital en el Día del Usuario

sábado, 26 de noviembre de 2011

Recital en el Día del Usuario

Al final de la Actividad celebrando el Día del Usuario, el viernes 25 de noviembre de 2011. Reunidos el grupo en el primer piso, cercanos al Auditorio.

En la foto: De izq. a derecha) Manuel Núñez del Prado, William Gonzales, Eduardo Vílchez, Pedro Perales García, Leoncio Luque, Indira Anampa, Willy Gómez.

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Datos personales

Pedro Enrique Perales García (Lima, 1961).Estudió Lengua y Literatura en la Universidad Nacional Federico Villarreal con estudios de Maestrías en Docencia Universitaria en la UNFV y Lingüística Hispánica por la UNMSM. Con especializaciones en Lectura y escritura por la Ricardo Palma y el Pedagógico Nacional. Así mismo como Consejero Familiar Sistémico por ESCONFA y la Facultad de Derecho de la UNMSM.A recibido formación en Medicina Alternativa y reflexología. Cultor del Tai Chi-Chi Kung apuesta fervientemente por la vida y la paz. Fundador de la agrupación poética Noble Katerba con la que se inicia una propuesta estética en la poesía peruana de finales del siglo XX.
Participó a inicios de los 90 de lecturas en el Museo de la Nación, PUCP, La Cantuta, El Instituto Peruano Ruso, Museo del BCR.
Publicó en 1996 Edades, en el 2001 El libro del amor y los encuentros, en el 2007, Máscara de Jade en el 2009 y Camino a Grimaneza en el 2010.
En el 2012 y 2011 es Mención Honrosa en el premio Nacional de Educación Horacio, en el 2010 fue Tercer Puesto con el libro: Camino a Grimaneza y del Premio de Poesía TAIWAN 2010 con el Poema "Li Po y la Luna".
Actualmente participa en el colectivo "Letras Libres" y dirige talleres de "Creación literaria", "Creatividad vivencial para adultos ", "Biblioterapia" y "Tai Chi" los cuales alterna con su labor en la Biblioteca Nacional del Perú como Promotor cultural y de lectura.
Tiene por publicar los libros: "Sólo respetando a los ídolos". "Karma" y una Antología de cuentos.

Comentario sobre Máscara de Jade

¿A quién se dirige Perales en "Máscara de Jade", a qué destinatario?, ¿a Lima, a la poesía, al universo mítico? Poesía para esculpir el miedo desde los "extraños abismos" del deseo, del destierro propio en una ciudad "provecta e incivil".
La palabra está ligada al ser y el verbo es al ser como la piedra a la forma, pero como si todo fuera creado o increado -dice la voz poética-, como si nada existiera, y tras ello el amor, los elementos: la piedra, el mar, la arena, y el amor como una nueva odisea.

Carmen Ollé

Comentario sobre la Antología:

La Antología de Noble Katerba, esperada por muchos años, agrupa trabajos de algunos de ellos, textos de casi veinte años de trabajo continuo y apasionado. Existen poemas recogidos de una primera etapa y poemas mucho mas recientes, a fin de presentar un panorama amplio en el proceso de creación que han tenido nuestros poetas. Esta primera antología estamos seguros constituirá la muestra mas significativa de una generación que se sumió a vivir de la forma más libre y desenfadada en su bella e incomprensible desilusión.

Casa Barbieri editores

Comentario de El Libro del Amor y Los Encuentros:

Fundador de uno de los grupos más significativos de la poesía peruana de los años 90, Noble Katerba, Pedro Perales (Lima, 1961) nos entrega ahora El libro del amor y los encuentros. Un poemario que prueba la importancia que tiene para la poesía actual la herencia del lenguaje surrealista, en particular sus imágenes deseosas de combustionar las palabras (y, a través de ellas, nuestra percepción del mundo) bajo el fuego del amor en tanto erotismo, liberado, transfigurador.

Eso sí, una herencia surrealista de corte moderado, no entregada a la escritura automática propiamente dicha; un surrealismo bebido, más bien, de la poesía cincelada, con control artístico (”surrealizante” y no estrictamente “surrealista”, conforme a la precisión formulada por Stefan Baciu), del Emilio Adolfo Westphalen de las Ínsulas extrañas y Abolición de la muerte, del Pablo Neruda de Residencia en la tierra(Perales incluso menciona “una lengua difícil interpretando la floresta”, abundando en “comos” al modo de las comparaciones nerudianas), de Vicente Aleixandre y Luís Cernuda.
En su caso, además, subsiste claramente el legado grecolatino y romántico de la búsqueda del Eterno Femenino; véase en ello una afinidad honda con el erotismo de Octavio Paz: “Correr en medio de las ciudades era tener / la posibilidad de encontrarte/ espléndida como un ritual/fulgurante como un estallido al mediodía”.

Ricardo González Vigil.

NOTA LUMINAR

Edades es un libro de poemas que descubre a Pedro Perales García, un hombre sensible a quien la experiencia del tiempo lo provee de materiales lo suficientemente poéticos, capaces de agruparse en un libro. Pero, como toda experiencia poética ordenada, la empresa de Perales tiene como punto de partida y finalidad última, presentar un libro carente de proclama y vaciedad verbal, en el propósito de revelar una visión del pensamiento y sentimiento desde el ángulo simple y a la vez complejo, de la poesía en su más alta calificación ontológica.

Así, Edades se divide en dos grandes temas: travesía de hombre y los encuentros. En el primer núcleo, el poeta se aferra de la “lírica” para viajar por el “año de ventura”, toparse con la “dama de arena”, acercarse a las “edades”, ingresar al “origen” del “sol que ya no crece”, y de “regreso” de “las piedras indómitas” le abre la mano a la “diosa fortuna”. En el segundo núcleo, Perales, en forma seca y contundente, sentencia “Fe” para “los encuentros” con “las señales” de un “poema de hombre”, y de esta manera construir el “muro de palabras” capaz de sostener la amistad simbolizada en “Cátulo”.

Bajo estas características, el verso de Perales se nos presenta como ungüento de candorosidad que cubre las estrías de una piel, luego de haber sido sometida a tirantez hasta llegar a la irritación. Por ello, Edades –más allá de los esquemas literarios y las tendencias poéticas, más allá de los contrastes de estructuras y el montaje de hemistiquios bien logrados-, solo aspira a ser la muestra de poesía, tranquila, llena de paz, del hombre que sabe de tientas y borrascas.

Ricardo Falla Barreda